La gente en Caen estaba muy excitada. El pueblo estaba lleno de vida y de actividad. Me di cuenta de que las personas se preparaban para una larga peregrinación. Las palabras del Papa Urbano se habían extendido por toda la cristiandad. Había prometido ganancias espirituales y materiales para todos aquellos que se unieran al ejército que iba a liberar del dominio de los musulmanes la sagrada ciudad de Jerusalén y la Tierra Santa. Caballeros, monjes, campesinos, incluso mujeres y niños formaron un gran ejército. Como no éramos ricos y no teníamos nada que perder, acudimos a la llamada de un noble, Roberto de Normandía, y nos pusimos en marcha hacia Jerusalén.
Durante los meses que estuvimos en viaje tuvimos cubiertas todas nuestras, bien porque nos ayudaban las personas que íbamos encontrando en pueblos y ciudades, bien porque robábamos gallinas, cerdos y otros bienes en nombre de Dios. Un año después de salir de Normandía llegamos a la ciudad de Constantinopla, una ciudad impresionante, con palacios, iglesias y todo tipo de edificios de la época romana. Allí nos encontramos con otras personas que se dirigían a Jerusalén con el valiente Pedro, el Ermitaño de Amiens.
Durante nuestro largo viaje a Tierra Santa, mi esposa aprendió muchas cosas sobre la curación de heridas y sobre la forma de tratar enfermedades, tanto físicas como mentales. Tuvo un profesor muy bueno, uno de los monjes benedictinos que habían viajado con nosotros desde Caen a Jerusalén.
No estoy orgulloso de lo que hice durante ese tiempo y me gustaría olvidar todas las batallas que tuvimos con los turcos y todo lo que vi antes del asedio de Jerusalén. Matamos a los musulmanes en cada ciudad o pueblo en los que nos alojamos. En invierno nos alimentamos con carne humana después de habernos comido a los caballos, a los perros, etc. Por último, a finales de la primavera de 1099, estábamos frente las murallas de Jerusalén. Unos días más tarde, utilizando la madera de los barcos genoveses, hicimos algunas torres de asedio y atacamos la Ciudad Santa. ¡Dios nos perdone! Matamos a casi todos los habitantes, a los musulmanes, a los judíos, incluso los cristianos que vivían en Jerusalén. Durante varios días, la sangre nos cubrió los pies al caminar por las calles.
Manel tienes que hacer el trabajo mejor y si no tienes ordenador pide a alguien que te lo deje hacer. (Ariadna)
ResponderEliminarManel, te ha costado ponerlo, pero lo has echo bastante bien, ya que has puesto tres imágenes, me ha gustado bastante (Raquel Latorre)
ResponderEliminarPeró Manel, si puedes se original y no me copies les fotos... -Raquel Latorre-
ResponderEliminarEn mi opinión deberias poner alguna cosa más que fotos por lo demás lo encuentro muy bien.
ResponderEliminar-Isabel López-